DIALOGO
CONMIGO MISMO. ¿A quién hablo? Surge la voz, maquinal, gaseosa, grave, siempre
en el aire: <<le hablas a tu pervertida ciudad. Persuádete que tienes
enfrente a tu enemiga>>.
El hombre
parece elevarse; regresa a lo animal. Lo que lo humilla puede ser el hilo –como
aquel de Ariadna– de su posible salvación, preso en el dédalo eterno. (vano
intento, acéptalo).
No puedes,
date cuenta, ser edificante. Seamos hegelianos: espíritus olímpicos, sabios y
tranquilos; leamos los periódicos para ver como va el espíritu. Sin embargo habrá
que maldecir, que se explore el texto (pero lo sabes no es solamente el texto,
es el mundo).
Madrugada:
todo se confabula: vírgenes del cielo, muertos, la ciudad tartamuda y una que
otra de sus voces malditas –––no todas. Sabes de los muchos ojos de la cola del
pavo real (Ares, dios). Pues hay quien todo lo ve y todo lo revela.
El mar
profundo y preceloso se levanta, colma mis oídos. Todo regresa al orden y al
silencio.
Dijo una voz
anónima que nunca había escuchado y que me interesó: yo afirmo mi verdad y pongo por delante tres puntos suspensivos…(me
quedó doliéndome el cerebro, pues sé que dijo más, que más guardaba)
del que no se supo nada fue de Rulfo
Gonzalo Rojas
Rulfo lo dice
claro desde ahí: <<era imaginable>>; dice otro: <<aquí faltan
palabras>>. Puse en la tornamesa La
pasión según san Juan y lo invité a escuchar. Gruesa le pareció, muy
material y tosca. Debe de haber ahí algún fino silencio para algunos; ahí mucho
ya debió olvidarse.
Escribo: me
detiene su mano: <<de mí no hables>> (¿Quién podría hacerle caso?
Eso es revelador. ¿Cerraré esa puerta?)
Violentar al
ente, el pavoroso, el que somete, como la Institución del
hombre. Tomas entonces tu lugar verdadero, el más desnudo, el pegado al hueso.
Y como el pez
aquel, sales a la calle, que te vean. ¿Qué podrías esconder? ¿Y a quién le importa?
¿Y qué te importa?
Note usted:
Tierra: serpiente; manzana: conocimiento; perdido paraíso; impulso: búsqueda
(en lo alto y lo pequeño); libertad:
nada;
esperanza: fe: acción.
El mundo
aspiraría a la extensión. El Demonio
edifica. El mejor mundo es el que regresa y que recoge (un libro no tiene otro
sentido).
Haber estado
en las entrañas de la Bestia
(la real y la otra metafísica) sus mil cabezas subyugantes y sus muchas
palabras. Era imposible que ella te aceptara en sus entrañas, en sus jugos internos.
Antes de vomitarte y en un acto desesperado le arrancaste algunos de sus
nervios. Los ves ahora: mira el microscopio. Nada encuentras, pero te envuelven
sus fétidos olores, a los que por tu bien, debes acostumbrarte…
A Montaigne
todo se le olvida, tiene que releer, felizmente (no lee más de una hora, se
cansa). Dice lo mismo Arreola. ¡Que milagro prenderse de algún texto media
hora; ¿todavía encuentras placer en la poesía? Pues posees la gracia, y
agradécelo.
Goethe en mi
juventud era una sensación (no lo había leído); sensación ignorante. ¿Por qué ahora (tres libros) no deja de ser
lo mismo: una sensación, que se quiere menos ignorante. Antes pertenecía al
misterio ¿pero ahora?
<<Aquí
no suceden cosas de mayor trascendencia que las rosas>>. ¡Como quisiera
poder construir un Nacimiento como lo hacía el poeta del verso! Como decir:
<<Lo que diga el poeta; pondré el mar a la izquierda>>. Como quien
hace un cuadro. Pero entiende: ¿podrías atender al decir y a la forma? ¿podrías
regresar, ir atrás en Espíritu?. Ahí hay un problema. Mejor pierde en Espíritu
y ve de juerga con el primer borracho que te encuentres…
Investigo: un
desolado corazón aparece en mis ojos. Rubor en mis mejillas. Tiene esperanza.
Pero rige la razón, nunca bien explicada. Mira las manos. Nada ya puede
hacerse. Jamás los tatuajes de otra piel vencida, la posible ternura. Sigue tu
camino, el de todos los hombres.
Lo podría ver
un dios benigno: carne inocente de vida y de deseo, eso es un hombre. Si los peces se levantan y vuelven a caer
porque dialoga el hombre, puede ser que en lo alto algo exista. No dudes, no
puedes ya tener angustia. Cúmplete: ve a los hombres.
El extremo
Epicuro que domina ¿nos domina? El que escupía aun sobre la moral si placer no
le daba (si has de tener riquezas; también tienes amigos: repártela). Del
deseo, aléjate. No hablemos de Epicuro, el que llevamos dentro.
Te presenta
la vida la secuencia inmediata, la siempre milagrosa, pues vives La Aventura (papeles,
papeles y papeles). Sólo pareces merecerte –lo ves– dos cuerpos enlazados pero
armónicos. La pareja esencial en una danza, la inicial y que se quiere eterna
(todo el arte). El dolor, la pesadumbre ¿será el verdadero ritmo?
Voces que te
obligas a oír. Vienen de alguna parte; podrías ubicarlas en algún horizonte:
<<Una cuerda, una cuerda para ***, para que el estúpido se
ahorque>>. Naturalmente de mujer. Esas que saben claramente y, llegado el
caso, apenas eres entrevisto, suelen despedirte con una franca y rotunda mirada
de desprecio (se agradece).
Atender al
carácter sagrado de las manos en las huellas de la cultura náhuatl: las
corrientes de signos surgen de ellas. <<Las manos están siempre muy
detrás de los templos>>.
Visión: Una mano enguantada carga al mundo, encerrado en una bolsa.
(no les creas
a los dioses)
Un poeta del
Norte, cuando alto, siempre mira hacia el Sur, atenta su mirada. Recorre las
aldeas, mira siembras y otea por las ventanas queriendo penetrar sus
interiores. Utensilios valora, de barro, de caña o de madera. Se detiene a
mirar los motivos bordados que llevan las mujeres en sus faldas; sus pies mira,
empolvados, partidos, pegados a la tierra; los pies desnudos de la tierra.
Me río, con
cierta contención con dos o tres amigos. Hablamos de mujeres (recuerdo una
mirada de Kundera sobre ellas; la de ese hombre –médico– que limpiaba, por ser
un disidente, cristales en la
Praga socialista. Miro mis fracasos; también puedo reírme, pero,
ni con ellas ni de ellas. Extraños seres. No son hombres. Más, debieran ser
más, siempre. Me río con dos o tres amigos de todos mis fracasos.
Habrá una
forma de amar en cada órgano del cuerpo: de hígado, de riñón, de corazón… De
este hay que dudar, suele ser limitado; de manos, de pies y de rodillas (éste
es iniciático, enérgico, pero humilde); el cerebro no ama. Prefiero, aspirando
ser uno con los otros el de pies y el de manos. No seamos excéntricos, amemos
con las manos.
Al traer
hasta el presente los atroces hechos de la historia –––aun la demasiado
celebrada Revolución Francesa. Debe decirse: yo lo hice. No volveré a
repetirlo.
<<Ve a
los hombres, para eso te dimos pies; habla>>. Me dieron un plazo
perentorio. Todos tienen razón, incluso los nebulosos dioses.
La muerte
puede ser tu comunión sagrada y compartida –––quizá por eso. Todas las voces,
las miradas, tendrían en ese momento que expresarse. Dales su última
oportunidad, dátela. No seas como el elefante, el que lanza su último y enérgico
barrito y se va a morir solo. Déjale a él, sólo a él esa gloria, debe ser bien
ganada, tú, ¿qué sabes? Es más sabio. Recuérdalo. Lo sabes.
De Francia
salió y del poeta más rebelde: <<Hay que matar a Jesucristo
definitivamente>>. Algo sabía este poeta de luchas espirituales; habló de
eso. ¡Que celebrada fue la frase por todos los poetas de la estancia! Pues la Institución poética de
la que hablo parece inatacable. (Hölderlin se ríe y mira hacia la Galia ).
(Debiera
dedicarme a registrar todas las frases de los poetas maledicentes y rebeldes
–––y a su modo, también iluminados. ¡Ah los inofensivos poetas que se exceden y
exudan sus humores en frases excelentes! ¡Poetas maldecid desde la tumba yo
sabré registrarlos!)
Buscaré un
libro alegre ¿dónde lo encontraré? Dijo Julio Torri: las letras están pobladas
de pensamientos torturados (…) vuelven más desagraciados a los hombres ¿Dónde
lo encontraré?
Swedenborg:En esta ocasión yo lo
vi
(…)e inmediatamente se hundió
Borges
<<Si
hubieras visto lo que vi estarías harto. Que los hados te llevan a encontrar tu
camino>>. Fue lo último que dijo el griego Heráclito y desapareció. (en
el aire)
He de decir
que sólo leo una breve insinuación, una antífona de un capítulo del viento
(Palinodia: los libros que quisiera leer, no son del cielo, son del viento).
Si miro la
colina apenas arbolada, digo: no merezco este mundo. Si paseo la mirada por el
hombre: no puedo ser del mundo. Los hombres que interesan son los que te
observan, silenciosos (meditan, imaginan. Ven todos tus deliquios, pero guardan
silencio) los evitas.
Bretón me
habla desde el fondo de un pozo, con la ética, la razón occidental en el
bolsillo; los sueños, lo irracional, sagrado, escondido en el otro (tragaré
saliva una vez más; este es un diálogo estúpido, uno más)
Si una
batalla antigua jamás pudo ser bella, aun cuando Homero la canta ¿Qué diríamos
de las maestras, las de ahora? Somos no más que una siempre, futura, repetida
degeneración (dudo). Hemos perdido la inocencia.
Fauna sagrada
hacia el amanecer. Ahí está la serpiente,
la tortuga, la araña, el pez, el pajarillo… Pero ¿qué hay en el aire?
Bueno, lo mismo que en mundo, y algo más si bien en otro orden; pero ¿que signo
es ése?
Animarse: ¡Es
bello el mundo, incomparable! (¿sinceridad? ¿entusiasmo? ¿responsabilidad?)
Notas
falsedad en la frase. Notas la impostura. Aparece entonces, para poner todo en
su justo lugar, en la comisura de los labios, extendiéndose, la imborrable,
infinita desgracia; siempre del lado del más llorado de tus muertos.
Recuperar el
momento inicial parece una obsesión. ¿Qué se descubriría? ¿Sabríamos de lo
posible trágico? (Al cantar, qué poco es un poeta). Mas sabe, debería ser un
Canto, si bien alto. Liberación de la garganta. Cuerpo. Danza total y armónica.
Un desafío. Eros vivo.
Ríete, ríete,
bien te hace. Solo o acompañado, bien te hace.
Se sentía
idiota al leer periódicos––– eso a los veinte. Luego sería traficante de
esclavos. Más: <<esos libros sin interés. (…) Reclutas de buena voluntad(…)
ignorantes para la ciencia, hábiles para el confort>>. No lo quiere el
cielo (esa parte que parece responsable: más Bossuet que Pascal).
¿De que genio
hablaba en Genio? ¿De él, de su santidad; de ese Cristo que suele presentarse y
que no habla? <<Él es el afecto y el porvenir (…) de pie en las rabias y
los hastíos. Él nos ha conocido a todos y
a todos nos ha amado>>. Alguien
dijo, no se quién: genios los invisibles.
Así iniciaría
la modernidad: <<al investigar la naturaleza somos panteístas. Al escribir
somos politeístas, en la moral monoteístas>>. Mucho es decir eso de
panteistas. El Dios de Spinosa, sin Espíritu, nada dice. De Nietzche, el
Superhombre fue un fracaso. Todo, hoy <<es una ensordecedora negociación
de bien, mal, política y moralidad>>.
Tunick en
Ámsterdam. Frisos: cuerpos seriados, repetidos, nunca iguales; presencia
humilde, misteriosa, grandiosa de la carne, desnuda entre las franjas de
concreto. Alternadas: piedra y sangre. Importa la figura del hombre y de la
mujer. Levanta uno la mano; hay otro junto a él, más moreno o esbelto, nunca
igual (quizá no menos bello). Me corrijo: estos cuerpos al parecer en serie,
pero no repetidos, siempre únicos, no serán lo obsceno; son lo múltiple (mirar
en el detalle la belleza, es el hombre).
Una vez más
lo irracional, ¿sagrado? Peor: ridiculizado. Negado, buscado, reducido,
anestesiado. Negarlo la razón ordena. La razón crea, prolifera. La razón ha
liberado al hombre. La razón bastaría para poner orden en la Casa. ¿Basta? Puede bastar.
Para qué continuar este párrafo. Digamos que vamos bien; que bien andamos.
Dejemos la irracionalidad para el sufriente.
De algún
lugar traduje The Monther’s Song, poema
anónimo esquimal. Vi a una mujer, su hijo, el entorno, el viento y los perros
bajo la tormenta: las cosas esenciales que pudieran definir el mundo. Vi.
Imaginé. Eso es la poesía. Ver más allá de lo que fijan las palabras. Luego me
detuve en algunos orientales (pocos). Esa era una poesía sin patria y
sensitiva; era sólo ella misma. Pensar en mi país, la boca seca, parecía
consumirme. Abandonaría mis obsesiones y reclamos tal vez mal dirigidos.
¿Podría al fin liberarme? ¿Lo vería?
La constante
de un hombre en situación de Espíritu, cuando contempla el mundo (el yo
enfrentando a todos sus fracasos) será un siempre repetido tragarse la saliva.
La vida exige
vivir con más violencia —pero en el pensamiento. Te obligas así a afinarte en
la forma y en el gesto.
Trastocar la
forma sólo se hace a partir de una pasión insana.
Entonces te
das cuenta: la progresión del mundo sólo es eso.
Les serpents violets
des revês (…)
Mes desirs couronnés de glaives
Maetertinck
La serpiente no será metáfora. Va el
documental televisivo implorando calle. Mejor Esboso de serpiente. Mejor las tres palabras del griego premio
nobel; mejor Bataille con su pregunta financiera (en el mejor sentido) “¿para
quién son esas dos serpientes?”.
Mejor Lautreamont “prefiero una
serpiente enlazada al cuello” –– siempre contra Baudelaire. Mejor Bretón “las
serpientes
( …) están dispuestas a llevar a cabo
su conjunción con la boca humana”.
Tempestuosa:
¿Qué me
importa la tempestuosa contingencia? Que la penosa voluntad presida ¿Para qué
ir más allá? ¿Para qué interesarse? Eso es de locos, de alguien que ha perdido
el juicio.
Sí, una sana
anestesia. Un bien pensado adormecimiento. Lejos la sabiduría oculta. Ha enseñado. Si digo: el semen es sagrado, digo
todo. La Inteligencia ,
*
esa, sólo
pide alabanzas. Mas un poco de gracia, un poco de armonía.
tener en la mano, completos (y no sólo en la mano) los conceptos
griegos, teúrgia, Hýibris, poiesis, Musa,
cibila, Physis… E infinitamente despedirlos, despedirlos sin ningún
desespero, sin ningún desprecio, sin ninguna culpa.
Gozo y desesperación.
Fatalidad de una pretendida mística (ahora). La tinta y el papel sería su mejor
destino. <<Quédate con tu Espíritu>> ha dicho casi descompuesto Esa
parte del cielo que escucho pegadito a la tierra.
Caminaba solo
por la tarde saludando a los pocos vecinos. Parecía obligado a saludar y a ser
amable. Secretamente despreciaba.
–¿Había
alguien que llegara a él?
–No nadie.
Le faltaba su
última resurrección.
Ahora
paradójicamente, ya no sale.
La poesía,
una canto pero ya sin atender a las palabras. La agradecen los cielos y los
muertos.
Una
contradicción más —y que no indico— ahora que releo a Góngora, el oscuro (Casa, bienaventurado albergue a toda hora),
el que sólo salía por las noches para que no le notaran, en el día, los
agujeros de su capa rota.
Se cumplen
los destinos de los hombres. Eso se presiente en la infancia. La sangre escribe
y deberá escribir. El salvaje destino se cumple. Aquellos regresarán en cada
libro abierto. También repasarán tu oído, en el aire y las voces de los muertos.
____________________
*Heráclito dice que Zeus no quiere llamarse Zeus.
Entre más
aridez, soledad y dolor ves en el mundo, más estas obligado a ofrecer alegría.
Por favor,
por favor un poco más hacia la izquierda (dicen: un concepto espacial). El
semen es inatacable…
Un hombre
junto a otro y frente a otro, y no el terrible, por lo que genera, interminable
e inútil soliloquio. (Hablo de política y por favor al salir ni apagarás la luz
ni cerrarás la puerta).
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