PENSÒ EN UNA palabra y la fue rumiando
dando vueltas en su cuarto.
La lanzó al fondo del jardín para notar
su eco y se quedó prendida del naranjo. Pensó en otra y con ella intentó
desprenderla, atraerla, la necesitaba. Lo segundo fue desesperación,
como cuando nos falta aire; luego resignaciòn y calma La ciudad lo torturaba
con estrategias de locura;él resistía.Escuchó un derrapar
de llantas y se dijo: para nada, todo para nada. Se acostó, se
levantó no estaba muerto. Tendió su cama, tosió y miró la puerta. Fue entonces
que hizo una larga reverencia a la mujer dibujada en la puerta que le traía su ropa recién planchada. Se dirigió a su cajonera y le entregó toda su quincena.
Luego abandonó, se abandonaría para siempre. Salió a la calle.
NO LO VIÓ VENIR, sintió el golpe en la
cara (la chamarra de cuero atorada en la cara).Vagaba ya por más de cuatro
horas por esas colonias de casitas bajas cerca del tiradero más
grande de América. Siguió con la mirada al joven mal vestido que se la había
arrojado. Iba tranquilo y sòlo una vez volvería la cara. Pensó es de los míos..bien le vayaAmigo, entiendo tu mensaje, ve con Dios. Siguió... Vio ventanas de hierro y de
madera, jardineras descuidadas, niños barrigones. Pasó un conocido y le espetó:
¿Andas perdido? (y no era la primera vez que alguien se lo decía). Siguió sin
mirar atrás, sin mirar a nadie hasta llegar a su refugio donde en el viejo ropero
colgó la chamarra: gracias amigo, gracias... Nos hemos encontrado.
SE DIRÍA: MIRA la mujer; le envuelven gasas, tules y otras preciosas telas... Como aquellas que mirara Cervantes en un mercado de Madrid.
Quién es?. Podrían ser sus ojos verdes, grandes; podría ser la perfección de su
rostro o el cabello undoso (poco importa). Quién es, qué es. Habrá una flor en
rama hecha por la Mano y acabada en pintura vegetal. Hay la que dice no y se va
temprano. Al final te ofrecerá su
rostro en esa Luz. Pero bien pensado, no está mal la que se queda y lleva los
niños a la escuela, lava los trastes y prepara el desayuno. Como no está mal la
anciana artista liberal que va golpeando su auto entre las piedras…siempre tras de ti O como la
mismísima premio Nobel que diría: “no quieras conocer mis pensamientos…” (La retrata una flor o una paloma). Ah, si
me lo propusiera… Pero… Ánimo y silencio (y lavarse los dientes). Pero de dónde
y para qué.
MIRA LA CIUDAD: cristal y roca: crisol.
Todo matiz, conciliación y enlace: envolvente neblina. Construcciones maduradas
por el tiempo. Habrá un ornamento inútil, como ademán, inútil. Entra al
amanecer, adéntrate en su asfalto; busca lo que has visto jamás: una isla, una
armonía total; un color innúmero. Largos años te esperan con la pregunta entre
los labios: plazas, mercados y garitos no te serán ajenos. Te dirás: existe, mi
corazón lo exige. Debes apresurarte. Quien ha hecho la obra- la está haciendo, está
en la buhardilla de anónimo edificio que
será destruido en un instante. Mira la obra con desprecio, insatisfecho. Unos
minutos más y será destruida en sus
propias manos.
MIRÓ EL PISO cuatrapeado: Obra Dios en la
forma, en la idea, más claramente que en el verso. Es orden Su respiración- es
su sintaxis. Obra Dios en mi cuarto, en la disposición de mesa, cama, silla y
taburete; obra Dios. Dictará la forma de este cuadro, pero no lo atiendes,
pero… Esto es mío… Es mi desorden.
Como estas palabras que amontono. Obra Dios en el mundo: Olvido la camisa que
desprecio. La divinidad es también la belleza, dijo: polos de la amistad.Obra
Dios. Va en la ruta de enlace: carreteras, veredas; como aquella que se pierde
en el monte (Obra Dios). La casa abierta a los cuatro espacios para ver el
mundo. Fue cuando el viento le arrojó a la cara una bolsa de plástico, sucia… y
dejó de pensar.
REPASABA LOS cromos de pintura de las
enciclopedias; los veía distantes, como si fuera otro. Pensó: la pintura para
herir de veras debe ser vivida desde dentro; es ese su universo. Imaginaba a
Bacon que con un trapo recoge polvo acumulado en su sucio taller y lo unta en
el cuadro ¡Que la crítica hable! Lo volvió a imaginar en algún bar de España,
al muy… Se detuvo en el Bosco, que le ofrecía un mosaico de rostros y de
muecas, humanas, muy humanas. Después de mirarlas, largamente mirarlas, bajó la
vista hasta su pie derecho, su dedo gordo- estaría descalzo. Pensó: por qué el
pintor ya no fija los rostros en el cuadro, la tela... Volvió a pensar en Bacon.
Por qué el rostro de los hombres ya no resiste acercamiento. Lo que debo hacer,
pensó- lo pensaría, sería aprender a dibujar mi dedo gordo.
ESTARÁ DORMIDA; en ella obran recuerdos,
imágenes, vivencias, pensamientos-la ilusión trabaja, y el deseo. Caminos de
ida y vuelta. Un dolor, un recuerdo estremecen su cuerpo , un suave sentimiento...
No lo sabe, ha despedido una bella y ondulante línea de palabras viajeras (no
lo sabe). El Viento sí (y todo). El misterio del mundo se expresará en la
carne. No podrías cantar la tesitura, la dulcísima nota que enlaza las
palabras. Cuerpos en reposo, navegantes –dialogantes, que penetran oídos del
insomnio. En la mujer, en su ser en reposo, habrá más de una esperanza. En ella
la Cifra del misterio, que se busca y se encuentra: siempre.
SE COMPLACE EN mirar el horizonte, la Luna llena, en el
amplio terraplén en donde habita. Música lleva en el alma, que lo habita (en
realidad sus demasiadas almas). Mira las casuarias y los plátanos recortados y
negros donde cuelgan y pasan los murciélagos. Luego el enorme tronco tirado del
huamúchil; árbol enano, rugoso y espinudo. Sinuosidades, cortes y esas
partes podridas donde se asomará la iguana. ¿Por qué tanto se tardará la vista
en recorrerla? (¿Para qué son los ojos? Y éstos, ¿hacia dónde llevan?) Va con
la mano –corazón acariciando esa pulpa roja y amarilla. Va por la piel espinosa
y rugosa del huamúchil con el placer del que descubre el mundo. Pero se
arrancaría los ojos por la presencia cercana de la mujer que ha visto en el
mercado, y piensa habrá buscado siempre...pero ¿volvería ha sentir con la
intensidad que siente ahora el disco de la luna y el rugoso tronco?
MIRABA UNA cactàcea, una flor rosada,
luego un pino. Pensó: estos seres son hijos de un dios más denso, mas oscuro
que lo que Dios llamamos. Había oído, tal vez visto a ese dios terrenal en el
templo vecino. Había visto como la torre metafísica se elevaba, alta, alta como
Babel moderna, más allá de las nubes-Torre que tocaba el cielo. Había visto
también Su mano enferma. Se mostraba, le hablaba a su manera. Este dios no me
sirve, se diría, mas me ama y quizá me está pidiendo ayuda. -Bien no lo sé. Este
dios me enferma. Quiero alejamiento pero también oído. La palabra del dios
señalaba la ciudad lejana: <<demasiada soberbia>>. Lo conmovió.
Hablaba el templo levantando su soberbia torre; hablaban sus extrañas formas de
singular belleza. Volvió a ver las cactáceas, las rosadas rosas que no podía colocar sobre su computadora: no cabe en ella el
verde, no cabe en ella,se repitió más de una vez. Salió; montaría en su máquina. Tampoco ahí sonaría la
pirekua. Llegaría a la planta nuclear en donde trabajaba sólo por presentar renuncia.
ESTÁBAMOS reunidos al pie del Calvario;
ese cerrito que ha muchos años sería arrasado por la enorme ciudad, y donde había una
ermita. Empezó a cantar una vidalita, luego
El tartamudo. Todos estábamos ahí,los de entonces: Víctor, Manrras, Adalid
(pero ¿Isaías?). Sí, el de ahora; personaje de todo mi interés de extracción
priista, ya a contracorriente. El cantor interrumpe la canción que
empieza: Ay mi país qué tristeza… y saca una jícama de su traje negro, va y se acerca a Isaías; se la ofrece. Éste la toma, la muerde y la regresa. Así
hasta que se la acaban. Se quita el saco... y le pido la canción de la que
recuerdo: Y tu casa vista de afuera… Y estoy pensando en Paty. Me
despierto.
LLEGÓ ROBERTA; la que entra y sale cuando
le da la gana. Trae en la mano claveles blancos contra su piel morena. La miro
y me extravío en turbios pensamientos. Va y viene enérgica y distante: inhaprensible.
Sabe lo que quiere. Airosa, elegante, magnífica. Briosa, rumbosa, enérgica, y hasta salerosa,va
y viene poniendo todo en orden. Como sacude sábanas, riega las plantas, poniendo en su lugar
todas las cosas. Ahora un danzón en la rockola La miro y no me lleno. Nada puedo
decirle; me humillo. Le digo: no te vayas Roberta. Concede: Puedes
acompañarme, esta tarde habrá " movida" : verbena
en plaza…
SOMOS LOS hermanos Corazón; es nuestro
apellido. Nos ves pasar siempre callados con nuestros trajes negros, sucios,
pesados y raídos, por la tranca de madera de tu casa. Al fondo del calmil, tu
padre nos permitió hacernos un techito de acahual ;vez que no tiene paredes. Nos ves pasar... te harás muchas preguntas, pues de la ciudad no sabes nada. Salimos, entramos,
sin nada en nuestras manos. Muchas preguntas te haces, se te ve en la cara. Ya
lo sabrás. Siempre con la mirada baja, nos basta apenas levantarla, un momento, un momento sòlo,por ver lo
verdadero. Lo habràs visto Lo que no
sabes es que por las noches, cuando brilla la luna, en el rebalse junto al río
nos levantamos a bailar – así como nos ves, y a cantar; mucho nos alegramos.
Somos dos hermanos; siendo hermanos somos más que hermanos; somos los hermanos
Corazón.
SOY EL DIABLO, así me dicen. Me ves
caminando tranquilo del brazo de una mujer casada, nativa, esbelta y bella. No
puedes conocerme. Sabrás nada. Fui yo quien se robó a la reina de los festejos
patrios de Jojutla. Después la abandoné. Se sabe: voy armado. Nada sabrás
–pobre tu provincia. Mírame: disparo y mato al inerme policía que me está
mirando. La de Zacatepec decía no; luego dijo sí. Soy el Diablo. Moriré
asesinado por la espalda, lo sé; estaré solo, ahí tendido en cualquier calle
polvorienta. Pinche tu provincia. No me conoces. Te diré: el mundo es aburrido.
En el polvo, tirado bocarriba- sangre en la camisa blanca- su rostro era el de
todos los hombres.
ÉL TENÍA un caballo. Un día el río
embravecido se lo llevó río abajo. Allá va el caballo, mi caballo. Cesaron
lluvias y bajó la creciente y el dijo- y a todos les decía: mi caballo vive. Lo
buscó por tres meses hasta que le dijeron: allá abajo en El Bejucal alguien
recogió tu caballo. Se fue. Ahí estaba. Regresó feliz.
Ahora viene con su hija: cinco horas en carretera: no puedo quedarme mucho tiempo. Quédate a comer, descansa…
¿Quién dará agua a mi caballo? ¿Quién lo acompañará? El tenía un caballo.
TENÍA UN cuaderno de pastas naranjas
donde daba forma a cada uno de sus sueños: dibujaba. Yo pasaba y la saludaba.
Ella, como Leonardo veía en las manchas de las paredes, rostros, follajes y
figuras fantásticas. Iba llenando sus cuadernos. Se tiraba en la cama –la veía
de pasada a través de la ventana con el lápiz; y en su cuaderno dibujaba. Me
heredó sus cuadernos. Al abrirlos me llené de elfos, duendes, náyades y sílfides
–de ahì el encantamiento. Cada verano y cada primavera pasaba y me invitaba un café o un tequila. Me heredó sus cuadernos. Ahora
soy yo quien se tiende a mirar viejas paredes.
ERA su condición… Estaba recostado en la cama de aquella pensión a donde había
ido a dar después de quince horas desde
la gran ciudad. El viaje había sido tedioso. Desfilaban pinos, oyameles, lomas
y caseríos: todo ajeno. Ahora estaba ahí en esa vieja pensión, en una habitación
desolada donde colgaba de la pared una fotografía de una mujer desnuda
enmarcada por una puerta de madera y, en la sombra de la blanca pared medio cuerpo de un hombre con el pene erguido.
Estaba recostado y observando la fotografía, singularmente bella. La dueña de
la pensión , una viejecita encorvada y taciturna después de los trámites de rigor que lo llevaría
a ocupar el cuarto-se anotaba, por algunos meses- le había dado la llave. Una indicación
en la mirada de la anciana relacionada con esta que mira en la pared…la
sueña: paredes blancas , ladrillo rojo,
y al fondo el corredor :recostada ,desnuda tiene las mismas provocaciones de la
reina de Inglaterra….-la dama que siempre la acompaña se asoma y no oculta el
puñal
TE
PINCHARÁS un dedo y llorará Argentina. Lloras un
dìa y tu padre casi se avergüenza(está en la tumba). Te acaricias la barba y un
brasileño peninsular de un salto sale de la cama y se contorsiona (es un Blanco) y va –viene-contigo. Notas que Alcools ha desaparecido y mandas quince
e-mails. Notas que una de las bólleles
tiene un nuevo color y un nuevo aroma- la miras detenidamente. Piensas en ella,resumes:
sueña con muy otro cielo. Tiras a todo Sabater por la ventana y alguien lo
recoge (mas tarde uno llegará a tu isla). Pides a tu sobrina tres libros de
Coelho y se lo regalas a la primera persona que pasa por la calle con un
mensaje indescifrable pero mentando madres (pero ves una tira de él en internet
y te enterneces, porque en ella tiene razón ,y algo dice de lo que...).
Uno, dos, tres; uno, dos, tres; la mirada
es portadora de un orden inaudito. Uno, dos, tres; todo està bien. Uno, dos,
tres…La poeta Araujo andará paseando mirando aparadores en Corrientes, pero alegre y
fumando; renqueando, y seguramente ya con tres tequilas…
CUANDO HABLÓ de Saramago en las terapias las muchachas de trabajo social algo murmuraron. Cuando el médico alcohólico se
paseaba repitiendo la frase del Buda de su brazo ellas estaban cerca. Cuando
se plantó a dibujar flores de camelinas le dieron más papel -¿Y cómo están sus
dientes? A ver, vamos a ver (habían leído su expediente). Le ofrecieron
cigarrillos.-No los comparta con nadie. Mientras él no sabía que hacer,
derrotado por los medicamentos y tirado en el pasto. Pero lo que más le dolía
era el muchacho esquizofrénico que le dijo: estoy haciendo copias de Degas, mientras
enrollaba papel estraza que encendía y llevaba a la boca como cigarrillos,
ocultándose, ocultándolo; estaba tembloroso, extraviado y como
alucinado…
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