domingo, 2 de septiembre de 2012

parte dos(cuento)




al regresar dejó dicho en  la administración que lo despertaran antes de las cuatro.había llegado un día antes y odiando las ciudades latinoamericanas a pesar de haber nacido en una de ellas no quiso mirar nada.venía a lo que venía.pasó al restaurant y pidió azado,la botella de vino chilena era obligada.despreciando las miradas de los de filipina,dejó en la mesa la jugosa propina,qué haría?estaba al tanto de todo asunto de interés en el Continente pudiendo darse lujos como este... el de investigar a sus anchas vidas ajenas impunemente,siempre despreciando... caminó por las cuadras centrales de la ciudad  que hoy le tocaba visitar. algo de su interés?nada,nada parecía llamarle la atención...el azar lo llevó a un café  al que entró por haber visto a una oriental;el pelo lacio ,el apretado cuerpo,y la mirada directa,inquisitiva, que a las primeras pudo identificarlo hicieron que sin  titubear tomara la primera mesa.nada obtuvo pero al adormecimiento de las primeras dos cervezas  le llevó a la mente esa frase leída la noche anterior:esta casa debe morir...así leída y con una nota explicativa al calce:el cielo escribe sus palabras,el vasto cielo,y yo qué puedo hacer?estas palabras no podrían borrarse del techo del Pentágono.más abajo se podía leer algo que apenas recordaba y que pudo aproximar tratando de explicarse lo que pasaba en  mente de quien lo había escrito:conformar una dirección mundial con al menos cuatro países...hacer un recuento de todo asunto o negocio que tuvieran que ver con el  "alejamiento de la realidad"(o sea con la muerte ,como  debiera ser de traducido según se entendería en los apuntes);del  punto tres de esta secuencia no tuvo más remedio que dejarlo a un lado hasta no poder regresar al lugar;una cosa quedaba clara:era el cielo quien había escrito tal leyenda en el techo del Pentágono, y se trataba de exterminio...una nota, al parecer reciente, relataba la alegría o la necesidad  que obligaba al escribiente a relatar sus experiencias con la   vista y oído: damas inglesas  y hasta infantes  neoyorquinos-por no hablar de sus mujeres, se ofrecían  diciendo:tienes que relatarlo...abandonó el lugar yendo directo a la caseta telefónica.marcó diciendo:cómo estäs?del otro lado de la línea la mujer dejó sentir su voz:vete a la chingada!!

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